En mi opinión, a finales del siglo XIX y principios del XX, en el momento donde el Art Nouveau y posteriormente el Art Déco estaban en auge, llegamos a un punto en el cual la belleza y la funcionalidad llegaban a un equilibrio entre ambas fuerzas, teníamos objetos bellos a la par que funcionales, objetos que utilizaban tanto elementos directamente de la naturaleza como fabricados por artesanos en sus pequeños talleres. Estos objetos tenían su función, tenían una estética determinada, estaban decoradas todas y cada una de sus partes sin perder la funcionalidad que requería el objeto.
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Mi interés estético reside en nuestras vidas pasadas, esta primera colección inspirada en las vedettes y las fiestas de principios del siglo XX, las plumas que llevaban las mujeres en sus tocados, el terciopelo que vestían en sus ropas y el dorado de las joyas que adornaban sus cuerpos. Me pareció muy adecuado aplicarlo a unos muebles de despacho, para romper con el concepto de despacho aburrido y sin alma. La colección Boa te invita a seguir tu lenguaje del alma, lo que te pone en movimiento ante la vida, lo que es real y lo importante.
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Además, estas decisiones no son puramente estéticas, mis productos, están dotados de una fuerte simbología, basada en la lectura de los símbolos a través de la historia.
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La lámpara Boa simboliza los comienzos, es la que lleva la voz cantante de toda mi marca, el principio de los principios, ella es la primera carta del tarot, la carta del loco. Las plumas de la lámpara Boa tienen dos significados, uno sería la superficialidad porque las llevaba la gente coqueta y banal en sus sombreros, y el otro sería el de los locos porque las plumas las llevaban los bufones en las cortes. Esto simboliza que la lámpara Boa está coronada tanto por el éxito como que ella no está preocupada por las cosas graves de la vida. Confía en lo que le depara el futuro y no le teme a nada en la vida. Por eso es el primer objeto de toda la marca, es la que lleva la dirección de todo lo que va detrás.
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El color púrpura es una mezcla entre el rojo que es el símbolo de nuestras pasiones, con el azul que es el símbolo del inconsciente, de los sueños y de las emociones. El púrpura va mas allá de nuestro inconsciente, se mezcla con las pasiones que son el lenguaje de nuestra alma y lo que hace es simbolizar el color de la pura divinidad. El inconsciente más nuestras pasiones es la manifestación de nuestra divinidad en la tierra. El dorado, simboliza las cosas iluminadas por el sol, las cosas que ocurren en el mundo real, de la razón y a la vista de otros, es decir, lo que es palpable.
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En conclusión, esta mezcla entre nuestras pasiones, nuestro inconsciente y nuestro consciente se une para que todos nuestros sueños se hagan realidad en este plano, para que nunca olvidemos que es lo que queremos conseguir hasta que lo tengamos en nuestras manos, para hacer realidad nuestros sueños, hacer aquello que nos apasiona y traer nuestro ser divino al plano terrenal donde existimos.